Entradas

Margarita

Tal vez suene tonto, y quizás redundante, pero para mí, siempre, Margarita, tú has sido la flor más bonita. Blanca, con colochos dorados rodeando tu sonrisa de medio sol. Incluso en la luna más oscura, tu visión me dio protección, y en las mañanas me ayudó a ver el cielo. Cuando caí en el desierto, sin agua, quemándome entre recuerdos dolorosos, mientras una parte de mi aún estaba encerrada en cuevas profundas de mi propio océano, tú alimentaste con paciencia mi impulso de ser. Cada salida a comer, cada mirada con la pregunta abierta: “¿Cómo te puedo ayudar a ser?”, sostuvo mi alma, mientras vivía la cárcel de un pasado incomprensible que por momentos me quitó la libertad. Tú no lo sabes, pero sentí tu protección y tu amor, aun cuando estaba congelada de miedo, sin poder avanzar. Vi tu mano extenderse para entregarme mi primera carta de libertad: ese primer trabajo que me recordó que yo tenía las llaves de la celda donde había elegido estar. Recuerdo, con pena y tristeza, el día en...

Bigamia

Hoy me río de tu hazaña, ayer lloraba tu bigamia, sin saber que quien lloraba era, al final, quien más ganaba. ¿Qué ganaba?, me dices, confundido y sin palabras. ¡La dicha de saber que a ella tampoco la amabas! Y he perdido, no lo niego, pero algo que no espero es tener que amar a quien no me ama, y llorar de nuevo tu bigamia. Liana, 1999

Hay Alguien

Hay alguien que dice que un día yo fui su amor, que en su vida yo era la ilusión. Aunque déjenme decirles que ese día, para mí, nunca existió, porque ese alguien a quien una vez yo quise... ya me dejó. Me dice que fue el tiempo, los problemas… pero para mí eso nunca fue una aflicción, mi única preocupación era no perder su amor. Entonces, me dice sin temor que me dejó de amar, y que a mi lado ya no quiere estar. Díganme ustedes, ¿no es verdad que ese alguien que un día yo amé, que hablaba de mí con tanta emoción, no es más que un niño que no ha crecido aún y no sabe lo que es el verdadero amor? Liana, marzo 1999

Pequeño tesoro

Te amo y te lloro, te pierdo y te gozo. ¿Quién le avisa a una madre que tendrá que vaciarse en un caudal de amor? ¿Cómo le dices que ese pequeño tesoro es el martillo que esculpe lo más humano de su corazón? ¿Cómo le explicas a ese pequeño, que sin brújula, guía o manual, te tocó enseñarle a caminar? ¿Cómo borras de su cerebro tus errores? ¿Cómo sanas a esa criatura que te tocó cuidar y que, humana fallida, dañaste sin pensar? Solo viendo a tu tesoro llorar fluyó tu caudal: desde roca seca, ahora es entendible por qué el agua a una roca es capaz de quebrar. Tesoro, quisiera entregarte riquezas, belleza y eternidad. Pobre de mí, que no tengo más que deseos y fallida humanidad para dar. Ojalá sea suficiente el humo de mi orar y el incienso de mis anhelos, para hacer que tu vida encuentre un lugar en el universo de la bondad, de la salud y la paz. Te amo. Liana, 27 de febrero del 2025

Vida

¿Me fue entregada una vida, o fue que yo la tomé, o la encontré? ¿Es de ahora, o de tiempo atrás? ¿Es casualidad o causalidad, sentencia o imprudencia? Quizás no pueda encontrar la respuesta, quizás no en esta vida, que a veces me abraza y otras me atropella. Desde que estoy en ella, me he visto en diferentes escenas: a veces doblegada, a veces guerrera. ¿Cómo explicar esta experiencia? Si mido mis más de cincuenta años en horas, entonces podría comparar mi vida con la de un majestuoso caballo. Recién nacida y caminando, con la más bella de las mujeres como madre, abrazándome y cantándome… Aún siento su calor. Pero luego, el trabajo la robó, y quedé en manos de quienes, sin tanto amor, solo me querían domar… Y en medio de ellos, una mano abusiva encontró en lo privado un lugar. Pequeña potra, tuviste que aprender a olvidar, hasta que por milagro, esa mano se fue hacia otro lugar. Joven potra, nada en ti es igual, pero tu fuerza y tus ganas de libertad te sostienen y ayudan a luc...

Ese tejido perfecto que no entiendo

Como si la vida fuera ese tejido que se desliza en tus manos, Señor, yo a veces veo un listón suelto, nudos… y espacios rotos. Mira que a veces no entiendo por qué los colores no coinciden, y las líneas de cadenas no dan forma al pilar. Más bien, parecen caer sin sentido, abrirse, para luego volver a intentar formar un pilar. Y así, el tejido perfecto e incomprensible de la vida va avanzando entre tus manos. Yo… ¿un hilo? ¿una cadena? ¿un pilar? ¿un nudo? ¿un vacío? ¿Dónde quedo en este extenso tejido? ¿Cómo me entiendo? ¿Y cómo mi tejido se entreteje con el de otros? Miro las estrellas, que dibujan senderos eternos, sin linderos, sin límites, desconocidos… incontenibles. Pero para ti, tan cercanos, tan amigos… Y me asombro de nuevo con todo lo que no entiendo, con aquello que no logro asimilar: la impermanencia, la interdependencia, tu omnipotencia, tu omnisapiencia... Y mejor, solo miro ese entretejido que no comprendo, pero que tú sabrás hacer perfecto. Liana, 23 de diciem...

Pulga

Querida Pulga, solo tú entenderás los significados ocultos del baile de mis letras. Solo tú podrás ver la noche cual día, y navegar conmigo las mareas del alma, sus idas y vueltas. En la playa, mirando conmigo el horizonte, el azul del cielo haciéndose agua en el océano. Siempre estaremos allí, siempre viviremos juntos la puesta del sol: cuando se apaga el sol… y brilla tu luz. Esa luz de tu amor, de tu elección. Porque antes, mucho antes, cuando estabas con Dios, me elegiste a mí para viajar a esta tierra. Aunque me vaya, siempre seremos cielo y tierra, horizonte y encuentro: tú por elección, yo por bendición. No hay palabras para agradecer tu presencia en mi cielo, tu aura bella que me deja recuerdos, que me llena de sueños. Pulga, brinca alto, muy alto, para que un día volemos juntos en el cielo. Liana, 2023